Hoy os traigo un paso a paso para que veáis lo sencillo que es realmente y puedo aseguraros que es resultado es cuanto menos celestial.
Ni se os ocurra regalar nunca unas caracolas hechas.....ni se os ocurra!!!!!
Yo las amaso con mi máquina del pan pero por supuesto que a mano también se puede amasar, cuestión de dedicación.
Mi cubierta preferida es la de queso, realmente no sabe a queso. Es pegajosa, dulce.....de pecado capital de los grandes!
Lo mejor es que se pueden congelar (o quizás sea lo peor) y así no tendréis problemas con la dieta porque ya os aviso que es imposible comer solo una al día. Una vez congeladas se sacan del congelador y en lugar de dejarlas una hora antes de hornear las dejaremos un poquito mas, pero vamos, que no hay diferencia real.
Allá vamos.....a la adicción de las caracolas: